Enrique era el medio hermano de Isabel, hijo de Juan II, el padre de Isabel, y Maria de Aragón.

Nacido el 5 de enero de 1425 en la ya desaperecida Casa de las Aldabas en la calle Teresa Gil en Valladolid.

Tras la meurte de su padre en 1454 fue proclamado rey. Enrique tenía el apodo de -el Impotente-, debido al hecho de que no podía engendrar hijos, pero también debido a su actuación poco comprometida como rey.

En 1440 Enrique se casó con Blanca I de Navarra, que entonces tenía 15 años. En su noche de bodas no fueron capaces de poner una mancha de sangre en la sábana. El matrimonio fue disuelto después de 3 años. Más tarde se determinó que había displasia eunocoide, impotencia absoluta dentro del matrimonio, pero se afirma que con otras mujeres esta impotencia no se presentaba. Sin embargo, el testimonio de nombres concretos, como el de la famosa Guiomar de Castro, estableció que en sus relaciones siempre faltaba la penetración. Guiomar de Castro fue una dama de honor de una belleza incomparable, y se sospecha que tuvo una relación con el rey Enrique IV.

Para reparar esta deficiencia, el rey se sometió a tratamientos médicos, al menos una vez por un famoso judío: Samaya. El legajo histórico, basado en los testimonios que han sobrevivido, llega a la conclusión de que la impotencia de Enrique, aunque cierta y probada, no podía ser absoluta. A los historiadores les faltan datos para determinar si sus hijos podría ser o no hijos biológicos del rey.

En mayo de 1455 se casó con Juana de Portugal.

Después de un largo período de incertidumbre sobre posibles descendientes, nace Juana en 1462. Recibió el apodo ‘la Beltraneja’ porque había sospechas de que no Enrique, sino Beltrán de la Cueva, era el verdadero padre de Juana. Como resultado del nacimiento de Juana, Enrique hizo traer a Isabel y Alfonso a la corte en Segovia.

En la noche del 11 al 12 de diciembre de 1474, Enrique falleció en Madrid, posiblemente envenenado.